Dependencia y autonomía personal 

La situación de dependencia no sólo afecta a las personas adultas mayores, sino que puede manifestarse en cualquier momento de la vida y recorrer toda la estructura de edades de […]

Desarrollo profesional

La situación de dependencia no sólo afecta a las personas adultas mayores, sino que puede manifestarse en cualquier momento de la vida y recorrer toda la estructura de edades de la población.  

Hay situaciones de dependencia que aparecen en el momento del nacimiento, o tras un accidente, por una enfermedad en la vida adulta o con el devenir del tiempo a medida que las personas van envejeciendo.   

¿Quieres conocer cómo la situación de dependencia afecta a la persona y al desempeño de su autonomía personal? Te seguimos contando… 

Situación de dependencia 

La dependencia no es un fenómeno nuevo y siempre ha estado presente en la vida de la persona, pero no ha sido hasta hace relativamente poco que los diferentes organismos públicos están centrando sus esfuerzos en atender al colectivo de personas en situación de dependencia. 

El Consejo de Europa define la situación de dependencia como: 

Un estado en el que se encuentran las personas que, por razones ligadas a la falta o a la pérdida de autonomía física, psíquica e intelectual, tienen necesidad de asistencia o ayudas importantes a fin de realizar los actos corrientes de la vida diaria y, de forma particular, los referentes al cuidado personal. (2000).

En este sentido, Oliveira et al. (2014) establece que la condición de dependencia contiene determinantes internos y externos. Los primeros están caracterizados por las condiciones de salud y por el tipo de enfermedad de la persona, y los segundos por las barreras y facilitadores en los ambientes.  

Reconocimiento legal 

No fue hasta 2007 que en España se reguló la situación de dependencia mediante la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia.  

Esta norma distingue dos conceptos clave: la autonomía y la dependencia. La primera como: 

La capacidad de controlar, afrontar y tomar, por propia iniciativa, decisiones personales acerca de cómo vivir de acuerdo con las normas y preferencias propias, así como de desarrollar las actividades básicas de la vida diaria. (p. 8) 

Y la segunda como: 

El estado de carácter permanente en que se encuentran las personas que, por razones derivadas de la edad, la enfermedad o la discapacidad, y ligadas a la falta o a la pérdida de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, precisan de la atención de otra u otras personas o ayudas importantes para realizar actividades básicas de la vida diaria o, en el caso de las personas con discapacidad intelectual o enfermedad mental, de otros apoyos para su autonomía personal. (p.9) 

Clasificación de la situación de dependencia 

En un primer momento la ley distinguía grados y niveles de dependencia, pero tras una modificación en 2012, sólo se distinguen 3 grados. 

  • Grado I o dependencia moderada para la persona que necesita ayuda para realizar varias ABVD´s, al menos una vez al día o tiene necesidades de apoyo intermitente o limitado para su autonomía personal. 
  • Grado II o dependencia severa para la persona que necesita ayuda para realizar varias ABVD´s dos o tres veces al día, pero no requiere del apoyo permanente de un/a cuidador/a o tiene necesidades de apoyo extenso para su autonomía personal. 
  • Grado III o gran dependencia cuando la persona necesita apoyo para realizar varias de las ABVD´s varias veces al día y, por su pérdida total de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, necesita el apoyo indispensable y continuo de otra persona o tiene necesidades de apoyo generalizado para su autonomía personal.  

Servicios y prestaciones 

Las personas que sean reconocidas como dependientes, y en función del grado valorado, podrán optar a una serie de recursos y/o prestaciones establecidas en la norma.

  • Servicios de prevención de la situación de dependencia y promoción de la autonomía personal: prestación económica vinculada al servicio. 
  • Teleasistencia: prestación económica para cuidados en el entorno familiar y apoyo a cuidadores no profesionales. 
  • Servicio de ayuda a domicilio, Centro de Día y de Noche y Atención residencial: prestación económica de asistencia personal 

17 años después 

La atención a la dependencia es una cuestión de interés general para la ciudadanía, ya que, en uno u otro momento de nuestra vida, acabaremos estando en situación de dependencia. 

Tras 17 años desde la entrada en vigor de la norma, su evolución ha sido desigual distinguiéndose 6 fases claras: 

  • 1ª Fase de despegue: Desde su puesta en marcha hasta mediados de 2011 donde se dio un desarrollo desigual en función del territorio y por la insuficiencia financiera.  
  • 2ª Fase de recortes: Se inicia en 2012 y se prolongó hasta 2015. Este periodo de caracteriza por una fuerte restricción presupuestaria y la combinación de medidas de restricción de derechos para las personas en situación de dependencia tales como la supresión de la cotización pública de las cuidadoras familiares o la supresión de compatibilidades entre servicios, entre otros.  
  • 3ª Fase de recuperación: A partir de 2015 y con la entrada al sistema de la totalidad de las personas valoradas con Grado I, el desarrollo de la ley empezó a cobrar cierto ritmo. 
  • 4ª Fase de ralentización: Las prórrogas de los presupuestos recortados en 2018 ocasionaron una nueva ralentización del sistema provocando que el número de personas con derecho reconocido en espera de atención volviera a aumentar. 
  • 5ª Fase de retroceso del sistema: La pandemia por Covid-19 en 2020 provocó un retroceso en 2 aspectos. Por un lado, en las nuevas valoraciones y, por otro lado, por la puesta en marcha de nuevos servicios o prestaciones.  
  • 6ª Fase de despliegue: Da comienzo el Plan de Choque para la dependencia. Tras su tercer año, se ha observado un importante aumento de personas atendidas y la recuperación de algunos derechos. No obstante, y a pesar de haber aumentado la financiación
  • de la Administración General del Estado, las CC.AA. no han respondido de la misma forma por lo que el plan no ha cumplido todos sus objetivos.  

En definitiva, el balance global de la dependencia sigue siendo negativo. No sólo no se atiende a las personas con derecho cuando ya ha finalizado el calendario de aplicación de la Ley, sino que el acceso y el contenido real de las atenciones y plazos están muy determinados por la comunidad de residencia, dando lugar a graves desigualdades. 

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