Tipos de motivaciones: ¿Con cuál te sientes más identificado?

¿Te falta energía para seguir luchando por tus metas? En este post hablamos del ingrediente clave: la motivación y de cómo conseguirla.

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La motivación es ese impulso que nos lleva a luchar por un objetivo que nos ilusiona, sin importar cuanto cueste llegar hasta él. Cuando estamos motivados, trabajar cada día se vuelve más sencillo; por el contrario, cuando el cansancio acecha y aparecen obstáculos en el camino, mantenerse constante es más difícil.  En este post hablaremos los tipos de motivaciones, cuáles debemos perseguir y cómo mantenerlos.

¡Sigue leyendo si tú también necesitas ese extra de energía para el día a día!

¿Qué es la motivación?

Podríamos definir a la motivación como la mecha que emprende un conjunto de acciones y que llevan hasta la consecución de un objetivo que deseamos con mucha intensidad. La motivación es la fuerza que nos hace seguir adelante en los momentos adversos y que nos obliga a retomar el camino cuando nos desviamos, pero esto no siempre es fácil. Según la complejidad de nuestras metas, la motivación puede fluctuar, haciéndonos incluso que desistamos.

¿Qué hacer cuando desaparece la motivación? ¿Se puede recuperar esa ilusión? La respuesta es sí, pero antes, es necesario entender cómo funcionan los diferentes tipos de motivaciones y cómo encontrarlos.

¿Cuáles son los tipos de motivaciones?

La motivación no siempre viene de la misma fuente, y según de dónde provenga, estaremos hablando de uno u otro tipo de motivación.

En primer lugar, con el concepto de motivación, se puede hacer dos grandes divisiones: la motivación extrínseca y la motivación intrínseca. La primera viene de factores exteriores, como las recompensas. La segunda vine por factores internos de cada persona, como las ganas de superarse o crecer personalmente. Ambas son igual de válidas, pero, la motivación intrínseca se siente más satisfactoria y es más duradera en el tiempo.

A los demás tipos de motivaciones los veremos detalladamente a continuación, quédate y comienza a trabajar el que mejor vaya con tu personalidad.

Motivación positiva

La motivación positiva comienza por iniciativa propia de la persona y se mantiene por la grata recompensa (del tipo que sea, interna o externa) que le reporta la acción que lleva a cabo.

Motivación negativa

Hace referencia al proceso por el cual una persona toma la iniciativa de actuar para evitar que algo negativo ocurra. Puede ser un castigo infligido por un agente externo o para evitar sensaciones de frustración, miedo o tristeza.

Motivación básica

Este tipo de motivación tiene una fuerte base de compromiso, como, por ejemplo, el que un atleta puede tener con sus resultados o un deportista con su equipo. Surge cuando, de una acción, se desencadena directamente una reacción.

Motivación cotidiana

Digamos que la motivación cotidiana es la más productiva y la que mejor nos puede hacer sentir en el día a día. Consiste en sentir que cada día se superan nuevos y pequeños retos, lo que nos hace que nos mantengamos activos y despiertos.

Motivación centrada en el ego

Surge cuando nos comparamos con los demás y queremos ser los mejores en cualquier campo. La competitividad no tiene por qué se mala, siempre y cuando sepamos gestionarla y no acabe afectando a nuestra salud mental o coartando la libertad de otros.

Orientación centrada en la tarea

Este tipo de motivación también surge del interés por superarse a uno mismo, buscando progresar en un campo y alcanzar nuevas marcas.

Consejos para motivarte: primero y principal, no te rindas

Si estás cansado aprende a descansar, no a rendirte.

Seguro que esta frase la has escuchado más de una vez, y aunque ya es casi un mantra, encierra mucho sentido detrás. A veces, pensamos que la motivación nace de la nada y que estará ahí para siempre y, erróneamente, cuando esta desaparece, tendemos a pensar que nuestro objetivo no merecía tanto la pena. Pues bien, esto es solo una medida de autoconvencimiento que solo nos llevará a desistir y fracasar una y otra vez.

Es normal que tengamos picos de motivación, días de cansando, rachas en las que nos afecten otros problemas, etc. Y también es normal que la motivación desaparezca, pero debes valorar dos cosas cuando esto pase: todo el trayecto que ya llevas recorrido y la recompensa.

Cuando no exista la motivación, que persista la obligación.

Esta es otra frase clave que puedes repetirte cada vez que pienses en tirar la toalla. Si quieres alcanzar un objetivo, no siempre vas a poder tirar de motivación para esforzarte, pero sí de disciplina y fuerza de voluntad. ¡Verás que bien te sientes cuando cumplas con tu deber!

Pero, aparte de frases, también te traemos consejos muy útiles como estos:

  • Establece metas claras: define objetivos específicos y alcanzables. Divide tus metas en pasos más pequeños y alcanzables para mantener un sentido de progreso y logro a medida que avanzas.
  • Encuentra tu propósito: conecta tus acciones y esfuerzos diarios con un propósito más grande. Reflexiona sobre lo que realmente te apasiona y cómo tus acciones te acercan a esa visión.
  • Rodéate de personas motivadoras: busca la compañía de personas que te inspiren y te animen. El apoyo y la energía positiva de los demás pueden ser una fuente poderosa de motivación.
  • Celebra tus logros: reconoce y celebra tus éxitos, incluso los más pequeños. Premiarte a ti mismo por tus esfuerzos te ayuda a mantener la motivación y aumenta tu autoestima.
  • Practica la automotivación diariamente: encuentra formas de mantener tu motivación en momentos difíciles. Puedes leer libros inspiradores, escuchar charlas motivadoras, visualizar tus metas o recordarte a ti mismo los beneficios de alcanzar tus objetivos.

Esperamos que este post te haya ayudado a comprender mejor cómo funciona la motivación. ¡No dejes de leer nuestros post para más contenidos sobre desarrollo profesional y superación!

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