Nuevas masculinidades vs masculinidad hegemónica: siempre han existido ambas

Las nuevas masculinidades ya no tienen miedo a enfrentar a las estructuras y mitos preconcebidos sobre lo que significa "ser un hombre"

Desarrollo profesional

En los últimos tiempos se viene hablando cada vez más del concepto de “nuevas masculinidades” y es tema frecuente en medios de comunicación y redes sociales. Pero ¿sabes concretamente a qué se refiere el término y lo que supone para alcanzar la igualdad real entre mujeres y hombres? Te sigo contando más … 

¿Qué entendemos por ser masculino?

La identidad de género se constituye por medio de acciones naturalizadas en el contexto social de la persona y que se consideran esenciales y biológicas en lugar de sociales. Estos procesos de socialización refuerzan y apuntalan un sistema de ideas preconcebidas sobre lo que implica ser hombre y ser mujer y condicionan el modo en el que nos comportamos, sentimos y pensamos.  

La masculinidad es, por tanto, una construcción histórica y cultural que supone un conjunto de prácticas, comportamientos, valores y funciones que cada sociedad atribuye de manera natural al varón, caracterizada por cualidades como la virilidad y la fuerza, y otros elementos que pivotan en torno al privilegio del poder y la negación de los afectos (Rodríguez, 2021). 

La masculinidad hegemónica es un concepto creado

Fue la socióloga R.W. Connell quien desarrolló el concepto de masculinidad hegemónica en la década de los ´80 y desde entonces ha sido largamente debatido.  

Desde la perspectiva de los estudios de género, se entiende como una categoría social y una organización de significados y normas que conforman una serie de discursos sociales que definen el término masculino del género. Se conforma como una de las dos categorías de la definición genérica de las personas y se refiere a lo que significa ser y no ser hombre.  

Si bien es cierto que existen posturas que hablan de versiones de esta masculinidad, desde el punto de vista de la persona individual, sólo existe uno que domina la construcción de la identidad masculina. Es una construcción simbólica – arbitraria -, compuesta por un conjunto de mitos, creencias y significados sobre el ser hombre, que nos indica cómo tiene que ser un hombre “auténtico” (Burín y Meler, 2000).  

Cuando se habla de masculinidad tradicional o masculinidad hegemónica se habla de valores, estereotipos, mitos, comportamientos y conductas que son característicos del hombre en un contexto social determinado. 

En este sentido, el androcentrismo fundamenta una masculinidad tradicional que sitúa al hombre en el centro social, político, cultural y económico y a las mujeres en el ámbito de lo privado para funciones reproductivas y de cuidado.  

¿Hombres por la igualdad? 

A nivel individual muchos hombres sostienen que comparten las tareas del hogar y el cuidado de menores o personas dependientes, o que su salario no es más alto que el de su pareja, pero a nivel global, la brecha salarial, la feminización del cuidado o la violencia de género ponen de manifiesto que existen diferencias estructurales muy notables y que la igualdad legal no se refleja en la realidad. 

Se muestra un aparente cambio del modelo tradicional de masculinidad, pero la estructura social que lo sustenta no ha cambiado de forma sustancial. Las mujeres reivindican cada vez más la igualdad, pero la mayoría de los hombres no han avanzado al mismo ritmo reivindicativo. Es lo que se conoce como masculinidad cómplice; hombres que se consideran feministas pero que siguen repitiendo patrones que perpetúan la desigualdad que sufren las mujeres sin ponerlos en cuestión.  

Nuevas masculinidades: la amenaza más poderosa contra el patriarcado

Cada vez más se habla de nuevas masculinidades y se relaciona estrechamente con la igualdad de género, ya que viene a romper con los estereotipos de género vigentes y que nos vienen asignados desde el momento en que nacemos.  

Las nuevas masculinidades o masculinidades igualitarias son una manera de ser hombre desde un enfoque de igualdad y respeto, no sólo hacia los demás, sino también hacia uno mismo. Para ello es preciso replantear el rol tradicional de masculinidad, desaprenderlo y buscar otras formas de ser y de relacionarse desde una posición de igualdad: 

  • Las nuevas masculinidades abogan por establecer relaciones igualitarias siendo conscientes de los privilegios que implica ser hombre en la sociedad actual.  
  • También buscan romper con todas aquellas ideas adquiridas socialmente y que relacionan la masculinidad con la fortaleza y la competitividad, para dejar espacio a la debilidad y el miedo.  
  • Las nuevas formas de ser hombre implican eliminar la agresividad y la violencia en todas sus formas además de comentarios y expresiones sexistas. 
  • Apuestan por romper con los roles de género aprendidos de forma tradicional y eliminar la idea de que los hombres no lloran, no muestran sus debilidades o no son cuidadores.  

Para que la igualdad legal se plasme y materialice, es preciso una transformación social que implique un cambio en el sentir, en el pensar y en el mostrarse. Pero este cambio no sólo debe ser personal sino estructural: a nivel político, económico, institucional, … y ser conscientes de que el sistema patriarcal no sólo perjudica a los hombres sino a la mitad de la humanidad:  las mujeres.  

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